Uno de cada cuatro pacientes confiesa tener miedo al dentista.
Todos nos ponemos algo nerviosos cuando se acerca el momento de entrar a la consulta del dentista. Acudir al dentista es una de las citas más temidas. Muchas personas recuerdan este pánico ya desde niños debido a que su primera experiencia fue desagradable. Recuerdan que les dolió, y que incluso alguien llegó a sujetarle para que se estuviera inmóvil mientras el médico le realizaba el tratamiento.
Es muy característico el pánico al dolor, las batas blancas, el instrumental y su ruido… ese miedo es, en resumen, la incertidumbre de no saber exactamente qué es lo que te van hacer, cuánto te va a doler y cuánto va a dura.
Precisamente estos aspectos están siendo muy cuidados en la actualidad por los dentistas, que atienden a este temor que presentan los pacientes que acuden a su consulta. Y no lo hacen por gusto: nada más y nada menos que una de cada cuatro personas tiene fobia al dentista según datos del sistema de salud británico.
Cada vez son más los odontólogos que tienen en cuenta este importante factor y se preocupan en dialogar con el paciente para tranquilizarle y calmarle. Son cercanos y comprensivos con la situación, se esfuerzan en explicarle qué le van hacer, antes y durante el tratamiento.
Algunas técnicas para mejorar el miedo al dentista
Para empezar a peder esa fobia a la silla y el torno te recomendamos algunas técnicas que puedes empezar a poner en prácticas desde ya, en tu próxima visita al dentista:
Acude a la clínica para conocerla y conocer al profesional que te va a atender.
Háblale al dentista de tu fobia y las razones. De esa forma el dentista te va explicar lo que va a hacer, incluso te podrá mostrar qué es lo que va a hacer en tus dientes.
De hecho, pregúntate por qué te da miedo, analiza esas razones tranquila y detenidamente.
Prueba a relajarte con alguna técnica como respirar profundo o pensar en algo agradable.
Intenta abstraerte mientras espera en la clínica dental: lee algo, escucha música…
Intenta pedir la cita en las primeras horas de la mañana para no estar acumulando los nervios a lo largo del día.
Como véis, llevar a cabo la mayoría de estos consejos está en vuestra mano. Y en aquellos en los que necesitáis la colaboración del profesional, estamos seguros de que todos los profesionales de Andinur te ayudarán a que tu experiencia sea lo menos traumática posible. Apóyate en ellos para limar la incertidumbre que te surja antes de afrontar un tratamiento.
Pero en ocasiones estos remedios no son suficientes para vencer el miedo al dentista, ya que es importante distinguir entre tener algunos síntomas de ansiedad y una fobia. Por ejemplo tener un poco de ansiedad se puede manifestar por sudor en las manos y un ligero pellizco en el estómago, que se reducen con algunos de los consejos ya mencionados con anterioridad.
Pero, ¿qué ocurre cuando lo que sientes es pánico?
En los casos en los que el miedo al dentista se convierte en pánico los pensamientos negativos interfieren mucho con el momento de asistir a consulta, y posponen y posponen una cita que tarde o temprano es necesaria. Porque cuando una cita que es necesaria se pospone demasiado puede acarrear al paciente problemas mayores, dolores, halitosis, encías en malas condiciones, infecciones… que por el tiempo transcurrido se complican.
En estos casos de pánico los consejos se quedan cortos, y no hay otra solución que acudir al profesional de la psicología. Se convierte en necesario una evaluación psicológica y una psicoterapia adaptada a cada paciente.
¿Qué podemos hacer para manejar esta fobia?
En Hernández psicólogos enseñamos recursos para consolidar los hábitos de salud, de autocuidado y modificación de los pensamientos negativos que te hacen sentir .angustiado Tanto las intervenciones cognitivas como conductuales han demostrado tener éxito en la gestión de la asistencia dental.
Todo lo que os hemos contado se resume y se sustena en una única máxima: lo mejor para peder el miedo al dentista es la confianza. Es importante que la elección de la clínica dental que realizará tu tratamiento no se base ni en precio ni en cercanía a tu lugar de residencia, sino que tomes la decisión de quién será tu dentista basándote en la confianza que te transmiten, confianza que se va forjando visita tras visita.
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